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Vicente Casto, el luthier de Calañas

Publicado por : elmorante.es a : sábado, 18 de octubre de 2014 0 comentarios
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Por Juan José García

La tarea de dar forma a un instrumento musical no es fácil, aunque tampoco requiere ninguna bendición divina. Cualquier persona que asista con empeño a un taller creado para tal fin, podría llegar en apenas unos meses a construir su propia guitarra flamenca. Eso sí, siguiendo al pie de la letra cada lección, contando con el material adecuado y el salvavidas de un profesor atento a rescatarnos de cada naufragio de dudas.

No obstante, la complejidad se multiplica cuando se busca la perfección, tanto en la apariencia como en el sonido. Es ahí donde la palabra “manitas” se queda pequeña para dar paso a la de artista, ya que solo alguien así puede dotar de “alma” a un simple instrumento de música. Curiosamente, nuestro artista comenzó tocando la guitarra mucho antes de saber que acabaría construyéndolas. Perteneció a esa generación de jóvenes flamencos en Calañas, que daban sus primeros conciertos en la peña flamenca, y soñaban con ser “Ketama”. Sus manos arpegiaban con destreza y conocimiento, tanto por los estilos más puritanos, como en las nuevas incursiones de fusión flamenca, que tan de moda estaban gracias a ese camino iniciado décadas atrás por Paco de Lucía.


 Tal era su amor por el flamenco, que llegó hasta a hacer su programa sobre este arte en las ondas de Radio Calañas. Siendo apenas un niño ya había bebido de un manantial que otros tardan en digerir toda una vida, y no era difícil presagiar que con ese conocimiento y mucha práctica, sus manos serían cada vez más codiciadas a la hora de tocar.

Pero cuando apenas había llegado a la mayoría de edad, un fatídico accidente doméstico en su mano derecha, hizo que el destino soplara en contra. Aquel día, el diagnostico médico escondía una herida mucho mayor que el corte de los tendones, y era que sus manos habían perdido la fórmula del virtuosismo. En un abrir y cerrar de ojos, miles de complicadas falsetas y rajeos de bulerías escaparon de sus manos. Ya nunca volvería a ser el de antes, y lo más doloroso de todo, es que tendría que vivir con la fatigosa incertidumbre de lo que podría haber sido. No obstante, a veces la palabra “nunca” es mucho más corta que cuando se formula por primera vez. Y el destino, la casualidad, o la “causalidad”, han querido que hoy las manos de Vicente Casto, vuelvan a demostrar que siguen cargadas de arte, a la hora de dar vida a instrumentos de música cuyo sonido convence y enamora a muchos de los profesionales más exigentes.



 Su destreza para elegir y trabajar la madera, su poder innato para aprender de si mismo y sacarse un máster imaginario en la carrera del autodidacta. Su virtud como manitas y sobre todo su amor por la música y por lo que hace, son un cóctel que al mezclarse da lugar a verdaderas joyas sonoras.

Los cajones flamencos fueron el punto de partida en su aventura como luthier. El hecho de contar con su propia carpintería y la experiencia forjada en ella, hizo que todo fuera más sencillo a la hora de lograr acabados profesionales desde el principio. Aunque la búsqueda por lograr la acústica adecuada, le hizo experimentar bastante para finalmente crear distintos modelos, adaptados a las distintas demandas del mercado, añadiendo además la posibilidad de que sean totalmente personalizados y exclusivos.


Algunos de los distintos modelos de cajón flamenco:




Los resultados fueron sorprendentes, ya que cuando uno pone el corazón en lo que hace, el objeto creado parece haber heredado parte del alma con el que se ha fabricado. Las horas no cuentan, el tiempo se hace tan infinito como la incesante búsqueda por la perfección. Ese es el verdadero secreto de la labor de Vicente, un carpintero, luthier y músico enamorado de su trabajo.

Guitarra "La Peguera" firmada por Paco de Lucía y Vicente Amigo

Y de esa armonía de valores trajo al mundo a su primera hija de seis cuerdas, bautizada como “La Peguera”, la cual tuvo a dos padrinos de lujo. Nada menos que Paco de Lucía y Vicente Amigo, que tatuaron sus firmas para siempre en su tapa armónica,  incluso antes de que estuviera acabada. Cuando ejecutas de manera tan brillante algo que haces por primera vez, y que solo es posible si se cuenta con cierta experiencia, es cuando viene a la mente esa frase que dice “has nacido para esto”.



Por eso, en el año 2011, decide fundar la sociedad que lleva su nombre y su firma en cada instrumento musical que nace de sus manos. Especializado en cajones y en guitarras flamencas, comienza poco a poco a abrirse un hueco en importantes tiendas de música y en las manos de famosos artistas.

Sus labores de restauración, donde ya se ha topado hasta con guitarras de más de dos siglos de antigüedad, los lleva acabo bajo la minuciosa lupa de una labor casi arqueológica, donde se detalla que no solo le preocupa arreglar, sino encontrar ese sonido exacto que debía tener entonces.  De ahí su obsesión por adquirir las maderas adecuadas, ya que de ello depende una parte tan importante como su destreza.

Recuerda con nostalgia  el curso al que asistió en Cádiz sobre la creación de guitarras en  2007, con el constructor Rafael López Porras, que quedó impresionado con un alumno hoy convertido en maestro. Y donde mayormente se preocupó en preguntar dudas de grado más complejo que  las del resto de compañeros, ya que sus conocimientos previos en la carpintería y en la música también lo eran.



Entrevista para el programa "Paraíso Onubense", de "Mas Tv":




Hoy día podemos decir que el destino ha vuelto a teñir de virtuosismo las manos de Vicente,  que ya no son la sombra de lo que pudo haber sido, sino los dedos de un nombre aclamado y solicitado por artistas como Manuel Carrasco, el último en encargarle  una guitarra.
Comienza así un nuevo e interesante capítulo en la labor de este calañés, que desde muy joven demostró un carácter emprendedor, además de portar una sincera comunión con la cultura y su pueblo.

Gracias a él, no solo se rescata una frase que parecía casi olvidada en nuestra localidad, sino que además se inunda de arte y orgullo. Una frase que dice "fabricado en Calañas".


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