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Pale Blue

Publicado por : elmorante.es a : miércoles, 12 de marzo de 2014 0 comentarios
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Por Fernando Verde. -

Esta foto de la Tierra fue tomada por el Voyager 1 en Febrero de 1990. La nave espacial estaba aproximadamente a 3.700 millones de kilómetros de distancia.

 “Observa otra vez ese punto. Es el aquí. Es nuestro hogar. Somos nosotros. En él, todos a quienes amas, todos a quienes conoces, todos de los que alguna vez has oído hablar, todos los seres humanos que jamás existieron vivieron sus vidas. 
El conjunto de nuestras alegrías y sufrimientos, miles de seguras religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada pareja enamorada, cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador, cada profesor de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada líder “supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió allí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.

 La Tierra es un escenario muy pequeño en el vasto teatro del cosmos. Piensa en los ríos de sangre derramada por todos esos generales y emperadores para que, con gloria y triunfo, pudieran convertirse en los dueños temporales de una fracción de un punto. 
Piensa en las interminables crueldades causadas por los habitantes de un rincón de este píxel a los apenas distinguibles habitantes de algún otro rincón, cuán frecuentes los malentendidos, cuán deseosos por matarse los unos a los otros, cuán fervorosos sus odios. Nuestras posiciones, nuestra ficticia auto-importancia, el espejismo de que ostentamos una posición privilegiada en el universo se ven desafiados por este punto de luz pálida.

 Nuestro planeta es una mota solitaria en la gran oscuridad cósmica que nos envuelve. En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay ninguna evidencia de que llegue ayuda alguna de ninguna otra parte a salvarnos de nosotros mismos.” Carl Sagan (Traducción: Fernando Verde)

Es difícil – por no decir imposible – mejorar las palabras de Carl Sagan acerca de esta imagen. A pesar de su tono. Pesimista, lúgubre, certero.
Pero el reconocer nuestra propia insignificancia no ha de ser motivo de penas o quejas. Muy al contrario. Puede, y debe, ser motivo de alegría, o al menos de alivio.
Porque, aunque somos la cúspide de la crea-evolución, a pesar de arrastrar dentro de cada uno de nosotros – y en nuestro conjunto – toda la historia y la circunstancia, nuestro devenir está suspendido como una mota de polvo matutina atrapada en un haz de luz que pudo escapar a través de las persianas. No hablo de polvo, hablo de luz.
Todos los problemas, todas las preocupaciones y congojas, todos los desvelos, dudas y temores, no merecen más que una media sonrisa condescendiente a lo Bruce Willis. No hablo de inmovilismo. Hablo de equilibrio.

Porque nada importa en realidad. A lo Freddy Mercury. 



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